Tu pelo ¿esta vivo a muerto? ¿va a votar en las próximas elecciones?
Lo cierto es que el tema del cuidado capilar es muy extenso, al igual que lo son la cantidad de mitos que corren por las redes, y al igual que son poco realistas algunos tratamientos que nos venden.
Por eso, en el preguntas y respuestas de hoy, he decidido responder algunas de las preguntas más frecuentes sobre capilar. Eso sí, he de deciros que la chicha de esta temática la he dejado para después de vacaciones. ¿Por qué? Sopresa rubia (guiño guiño).
¡Empezamos!
12. El pelo ¿esta vivo o muerto? ¿Qué hacer para que no se caiga?
¿Hay algo más absurdo que decir que el pelo que vemos tiene vida?
Lo cierto es que es sencillo de comprobar. Aprieta fuerte un pelo, retuércelo ¿te duele? No, solo te duele cuando te dan un tirón de pelo. Pero si te fijas en el dolor, este se localiza debajo de la epidermis. Concretamente en la dermis reticular, donde se encuentra el bulbo y folículo piloso, y, precisamente, dónde el “cabello”, o más bien, las células tienen vida.
El crecimiento del cabello pasa por 3 fases: anágena, catágena y telógena. La primera, la anágena, es la fase activa de crecimiento, donde los melanocitos y queratinocitos se dividen, y proliferan. Según se dividen, los viejos se unen entre sí formando una estructura proteica a través de la unión de aminoácidos (queratina->queratinocitos 😊). Pero estas células, según “ascienden”, mueren, pierden su núcleo y se estratifican, como las momias.

La caída capilar está relacionada con el metabolismo y funcionamiento en el bulbo piloso, que se encuentra en la dermis. Dónde un champú, acondicionador y producto cosmético (productos sanitarios y medicamentos son otra historia) no llegan.
Esta caída puede ser multifactorial, y en el caso de resultar excesiva/molesta, lo mejor es acudir a un profesional sanitario, ya que puede ser debido a:
- Caída temporal como el efluvio telógeno que ocurre en el posparto
- Fármacos y tratamientos médicos. Pueden producirse no en el momento de la toma del fármaco, si no hasta 3 meses después.
- Fin del ciclo de vida en el bulbo piloso y agotamiento. Lo que puede derivar en alopecia androgenética.
- Alopecia inducida por episodios de estrés.
- Etc.
Como ves, nada sencillo de diagnosticar. Por lo que para la caída, lo mejor: acudir a un tricólogo/dermatólogo y consultar con profesionales sanitarios.
Artículo de interés: Tipos de alopecia, Blog del dermatógo, tricólgo y cirujano capilar Dr. Sergio Vaño Galván
13. El champú ¿es cierto que penetra el cuero cabelludo?
Esta pregunta tiene mucha relación con la anterior y casi se responde sola.
La respuesta para que no pienses: NO, el champú no penetra en el cuero cabelludo.
Además debemos pensar que el 80-90% de una fórmula líquida de champú es agua. El resto serán tensioactivos, moléculas acondicionadoras, ingredientes calmantes e hidratantes, conservantes y poco más.
Pero no solo eso, si no que en contacto con el agua, la fórmula se diluye aún más, y, a no ser que este horas frotando con el champú, no nos tiramos más de 2-3 minutos con él.
14. ¿Es bueno usar un champú diferente cada vez? ¿Puedo intercambiar productos entre lavados?
Sí. Lo único que puedo ocurrir es que en función de los ingredientes que contenga cada producto capilar el aspecto final de la fibra capilar será diferente.
Si contiene siliconas no volátiles, en un pelo fino puede resultar, ópticamente y a nivel sensorial, demasiado pesado, aunque como en todo, dependerá del tipo de silicona que se use.
Si usamos un champú con tensioactivos aniónicos, pero con co-surfactantes como las betaínas, podemos tener un champú de baja detergencia y que no irrite, mientras que si la fórmula es demasiado simple y sin co-surfactantes, puede irritar el cuero cabelludo.
Al final, dependerá del pelo, tipo de piel, producto cosmético, pero también, de la dureza del agua. En función del tipo de agua (más dura, más cal), puede ser que necesitemos un limpiador con tensioactivos más “potentes”, o que incluyan en su fórmula quelantes como el EDTA para captar la presencia de óxidos metálicos y evitar deposición en la piel.
Pero no pasa nada por cambiar de productos cada día. ¿Necesario? Tampoco.
15. Aceite de coco para el cuero cabelludo.
¡Qué nos gusta el aceite de coco para todo! Junto con el árbol de té y el bicarbonato, es el ingrediente estrella en remedios y cosmética casera.
En la pregunta número 3 de esta tanda de preguntas, hablamos de que usar aceite de coco como primer paso en la limpieza del rostro puede estar contraindicado, ya que para retirar el aceite necesitamos posteriormente un limpiador más “fuerte”.
En el caso de aplicar aceite de coco en el cuero cabelludo, ocurre lo mismo. Y al final, lo único que vamos a conseguir es:
- Engrasar la raíz del pelo
- Tener que lavar con sarna y gusto para retirarlo, y ,por tanto, poder terminar con el cuero cabelludo irritado.
Si el objetivo es hidratar el cuero cabelludo, lo aconsejable es usar productos que permitan esta hidratación gracias a ingredientes como son el pantenol o incluso la niacinamida/glicerina en las fórmulas de los champús.
Un champú que a mi me gusta mucho es Champú hidratante Phytojoba de Phyto, (*) que conocí gracias a Aina de Farmacia Salom (@aina_farmasalom). Recuerda, que consejos vendo, pero no significa que funcione en tu tipo de cabello y piel.
Otro champú de uso diario, aceptable en términos de calidad/precio es el de Sebamed de uso diario (*). (Ojo, yo lo compro en Alemania y ronda los 3€, por lo que si estas de viaje en tierras teutonas te merezca la pena esperar).
Aceite de coco como mascarilla capilar ¿si o no?
Otra cosa habitual es usar aceite de coco como mascarilla capilar. En este caso, si que puede ser un acierto. Sin embargo, suele ser mejor en pelo virgen.
La fibra capilar tiene varias capas, pero una clave es la capa F, o también llamada 18-MEA (ácido 18- metileicoseanoico), formada gracias a los lípidos y sebo que se segrega en la glándula sebácea y que se forma según crece el cabello, los famosos «aceites propios de la fibra capilar».
Cuando nos sometemos a un tratamiento químico la fibra capilar cambia su naturaleza química. Y pasa de tener carácter lipófilo (afín a la grasa) a hidrófilo (afín al agua).
Por eso, puede ser que si usas aceite de coco como mascarilla capilar y tienes el pelo dañado por tratamientos continuados, no te funcione.
Artículo de interés: La complicada decisión de comprar un champú «sin», artículo de la periodista Mamen Infante en Woman.es
16. Vinagre ¿rebaja la acidez y hace que le cabello se haga menos poroso?
El vinagre lo que hace es dar brillo al cabello, pero si te pasas puedes irritar el cuero cabelludo. La clave está en el ácido acético que contiene el vinagre.
Cuando nos duchamos, sobre todo con agua muy dura, los óxidos de magnesio o de calcio (cal) presentes en ella pueden depositarse en el cuero cabelludo e irritar la piel, ya que en contacto con el agua o sudor, tienen un pH básico.
Normalmente, los champús incluyen EDTA, que son compuestos quelantes, atrapan los iones de calcio y magnesio del agua, y evitan que precipiten en el cuero cabelludo.
Sin embargo, si eres de la tendencia SIN puede ser que el agua dura deje restos, te pique y sientas que está sucio. Y aquí es donde entra en juego el vinagre.
Si nos echamos un chorro de vinagre, lo que ocurre es una reacción ácido-base de la que ya hablamos aquí (similar, solo tienes que cambiar el bicarbonato por carbonato de calcio, óxido de calcio, etc):
Al mezclar ácido acético (vinagre) y los óxidos (del agua), se neutralizan y se eliminan en el aclarado. Le dan más brillo al cabello, pero según la acidez del vinagre (pH<3) y la frecuencia, podemos fastidiarnos la piel del cuero cabelludo.
17. Usar champú en seco ¿perjudica el cabello?
Reconozco que cuando escuche hablar del champú en seco fue hace unos 8 años cuando comencé a ver videos de Youtube en alemán. Aquí ya estaban en las droguerías y, por lo visto, era de lo más habitual.
Lo comenté en el grupo de Whatsapp familiar y la respuesta fue: ¡vaya cochinada!
Sin embargo, a día de hoy, reconozco que es un gran aliado si se usa bien, pero el demonio si se abusa de él.
La composición suele ser muy básica: a base de ingredientes que absorben el sebo o la grasa.
La gran mayoría contienen almidón como ingrediente como el Oryza Sativa (Rice) Starch, Dimethylimidazoli Dinoni Rice Starch, que es básicamente almidón de arroz, aluminium starch octenylsuccinate, almidón de tapioca (yuca), harina de avena, almidón de maiz (maicena), etc.
Algunos incluyen también otros ingredientes como caolin, silica o estereato de magnesio, que co-ayudan a eliminar el sebo/grasa, e incluso ingredientes como la niacinamida. Pero, muchos otros incluyen perfume, como linalool o limonene.
Usar de manera continuada ingredientes que solo retiran el exceso de sebo puede ser un problema y dar lugar a efecto rebote. Pero, otro de los problemas son los perfumes que contiene.
Perfumes “naturales” que, a no ser que estén encapsulados, se oxidan. Estos productos de oxidación son los que realmente causan dermatitis de contacto y pueden los causantes, junto con los ingredientes que absorben el sebo, de posibles irritaciones en el cuero cabelludo.
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¿Estropean el cabello? No, pero si abusas, como todo, o das con el menos adecuado, puede que lo que se estropee sea tu cuero cabelludo. Tengas descamación e irritación. Es decir, dermatitis de contacto. Nada agradable.
Algunos de mis favoritos: (*)
Por cierto: ¡Hoy si que es mi cumpleaños! Pero aún nos quedan unos cuantos post hasta llegar a las 33, asi que nos leemos en la próxima entrada. Y recuerda que puedes seguir enviando tus preguntas a cienciaycosmetica@gmail.com
Y para terminar, enlazo un Podcast que grabé junto a Inma Riu de Farmaschool sobre el cuidado capilar y la caída. ¡Espero que te guste!
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Bibliografía
[1] Final report on the safety assessment of aluminum starch octenylsuccinate. Nair B, Yamarik TA; Cosmetic Ingredient Review Expert panel, Int J Toxicol. 2002;21 Suppl 1:1-7. DOI: 10.1080/10915810290096379
[2] Dittmar, D, Schuttelaar, MLA. Contact sensitization to hydroperoxides of limonene and linalool: Results of consecutive patch testing and clinical relevance. Contact Dermatitis. 2019; 80: 101– 109. https://doi.org/10.1111/cod.13137