En cuanto llega Julio y Agosto se disparan las ventas de protectores solares y con ello los titulares alarmistas sobre su toxicidad. Es tal la cantidad de información disponible que para el consumidor se ha convertido en un dolor de cabeza.
Hace unos días en una conversación sobre cremas solares infantiles me dí cuenta de que la información llega mal en España, en Alemania y en todas partes. Todos coincidían en que no debían contener nanopartículas, pero ninguno se aclaraba si también eran malos los metales (filtros físicos), o si lo que era perjudicial eran los químicos. Al final, la mayoría estaba usando justo lo que los dermatólogos no aconsejan en bebés menores de un año, filtros químicos. Eso sí, ninguna contenía nanopartículas.