Ahora que gozamos de una salud envidiable, parece que tenemos que poner en entredicho todo lo que hasta ahora se ha descubierto gracias a la ciencia.
Burradas como: que las vacunas matan, los fármacos son tóxicos, la soja es un disruptor hormonal o que los desodorantes causan cáncer, son algunas de las premisas que siguen usándose para justificar el uso de una cosmética sin controles y catalogada como cosmética casera.
Es como jugar al quiminova usando nuestra piel (o la de nuestros hijos) como grupo de control. Forma parte de un ritual Zen, que hasta el momento no entiendo. Y si algo tiene este tipo de pseudocosmética es el uso de aceites vegetales para todo.
Limpian, tonifican, hidratan y , ahora, absorben la radiación ultravioleta.
Aceite de coco, sésamo o frambuesa son los más usados. Y aunque es cierto que los aceites vegetales pueden tener compuestos químicos que de manera aislada aporten propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas o calmantes ¿son capaces de protegernos de la radiación ultravioleta?. Me temo que no. Es todo un cuento chino.