No había mejor fecha para la publicación de este artículo científico que en plena temporada de primavera-verano ¿casualidad? ¡quién sabe!
Con tal revuelo, he pensado que lo mejor sería analizar el artículo tal y como se realizaría en términos de regulación, es decir, responder a la pregunta: qué dice realmente el estudio y qué supone esto para el conjunto de la evidencia científica actual que disponemos.
Seguro que me dejo mil estudios por el camino, pero quizás podamos arrojar un punto de vista científico a lo qué realmente nos cuenta el estudio JAMA.
Artículo de interés: Cómo se lee y publica un artículo científico. Ser preciso no es una moda.
State-of-the-art: filtros a examen.
Antes de sacar conclusiones apresuradas, debemos analizar el State-of-the-art, es decir: buscar todo lo que se sabia hasta la fecha antes de que se publicase este artículo (aka: evidencia científica).
Los filtros orgánicos del estudio son viejos conocidos por los investigadores en términos de seguridad, han sido previamente estudiados en modelos animales y, algunos, como las benzofenonas, en humanos.
Informes del SCCS que datan del 2008 ya estudiaron que la oxibenzona puede pasar al torrente sanguíneo, analizaron qué efectos supone en las condiciones que se usa en cosmética, su vía de exposición, y evaluaron que cantidades serían las permitidas (Anexo VI, Filtros solares permitidos en la EU Niveles permitidos en la EU y regulación).
Cuando se realiza la evaluación de seguridad o estudio clínico los datos que suelen estudiarse son: 1) Citotoxicidad y toxicocinética (hablamos de esto aquí); 2) irritación y sensibilización.
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